La eficiencia energética está conformada por todas las acciones que nos permitan mejorar la relación entre la cantidad de energía consumida y los productos y servicios que se obtienen a partir de su uso, sin afectar la calidad de vida. Esto lo podemos lograr implementando medidas de gestión de la energía e invirtiendo en tecnologías de mayor rendimiento.
Además, la eficiencia energética se puede lograr empleando procesos productivos más eficaces y mejorando hábitos para un uso responsable, como el uso de focos LED de bajo consumo, revisando las conexiones eléctricas del hogar para evitar fugas, evitando el consumo fantasma desconectando los electrodomésticos que no están activos o haciendo uso racional de los que más consumen, como el lavarropas, el aire acondicionado, los ventiladores y la plancha.
La eficiencia energética se complementa con las energías de origen renovable ya que permite aumentar su participación en la matriz energética más rápidamente y a su vez reducir los costos totales del sistema energético nacional. También, el menor consumo eléctrico contribuye a disminuir la generación térmica, cuyas características técnicas provocan importantes emisiones de dióxido de carbono, responsable de contribuir al llamado “efecto invernadero”.
Ser eficiente implica limitar el uso de energía utilizada y emplearla solo cuando es realmente necesario. Esto no significa dejar de utilizar electrodomésticos afectando la calidad de vida, sino optimizar el consumo energético y seguir disfrutando de sus beneficios en el futuro.
ENTONCES ¿CUALES SON LOS BENEFICIOS DE USAR LA ENERGIA DE FORMA RACIONAL?
– Reduce el importe en tu factura del servicio eléctrico, lo que significa un notable beneficio económico para tu bolsillo.
– Ayuda en la preservación del ambiente. El menor consumo de energía disminuye el uso de combustibles fósiles, utilizado en la generación en las centrales térmicas.